Cuando se trata de perder peso, muchas veces nos concentramos en seguir una dieta específica o una rutina de entrenamiento. Pero hay un aspecto esencial que solemos pasar por alto: la coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Cuando nuestros pensamientos, emociones y acciones no están alineados, es muy fácil caer en la trampa del autosabotaje. ¿Te pasó alguna vez? Vamos a ver cómo alinear estas tres áreas puede marcar una gran diferencia en tu proceso.

¿Qué pasa cuando tus pensamientos no están alineados con tus acciones?

Imaginá que empezás un plan de alimentación con la idea de bajar 10 kilos. Te decís a vos mismo: “Esta vez lo voy a lograr”, pero al mismo tiempo, en el fondo, tenes pensamientos como: “Nunca pude seguir una dieta más de una semana” o “Esto no es para mí, siempre fallo”. ¿Qué crees que pasa entonces? Tus pensamientos comienzan a crear una realidad que va en contra de lo que querés lograr. Por mucho que sigas una dieta perfecta, esos pensamientos van minando tu motivación poco a poco, hasta que un día te rendís y abandonas el tratamiento.

Acá entra la importancia de la alineación. Tus pensamientos tienen que ser coherentes con tus acciones. Si decidís que vas a comer de manera más saludable, empezá por cambiar lo que te decís a vos mismo. En lugar de enfocarte en lo difícil que es, comenzá a pensar: “Estoy aprendiendo a comer mejor cada día” o “Cada decisión saludable y consciente que tomo me acerca a mi objetivo”.

Las emociones también cuentan: ¿Cómo gestionarlas?

Ahora, vamos a hablar de las emociones. Sabemos que la alimentación no es solo una cuestión física; también es emocional. El estrés, la ansiedad, la tristeza e incluso la alegría pueden hacernos buscar refugio en la comida. Supongamos que tuviste un mal día en el trabajo. Te sentís frustrado y tu primera reacción es correr a la heladera por algo dulce. ¿Qué pasa acá? Tus emociones están dictando tus acciones, en lugar de estar alineadas con tu meta de pérdida de peso.

La clave está en identificar esas emociones antes de que te lleven a sabotearte. Si te sentís estresado, en lugar de buscar comida, pregúntate: “¿Qué es lo que realmente necesito en este momento?” Tal vez necesites un momento de relajación, una conversación con un amigo, una ducha o simplemente tomar un poco de aire. Aprender a gestionar tus emociones es crucial para que estén alineadas con tus objetivos nutricionales.

Pensamientos, emociones y acciones en armonía

El verdadero cambio sucede cuando logras alinear tus pensamientos, emociones y acciones hacia un mismo objetivo. Vamos a ponerlo en un ejemplo práctico:

• Pensamiento: quiero bajar de peso de manera saludable y sé que es un proceso que toma tiempo.
• Emoción: me siento motivado y confiado en que puedo lograrlo, aunque sé que habrá días difíciles.
• Acción: me comprometo a seguir un plan equilibrado y a encontrar formas saludables de manejar el estrés.

Cuando estos tres elementos están en armonía, el camino hacia la pérdida de peso se vuelve mucho más fluido. Ya no estás luchando contra vos mismo, sino que todo lo que pensas, sentís y haces está alineado con tu objetivo. Y es ahí donde ocurre la magia del verdadero cambio.

¿Te falta coherencia? ¡Vamos a trabajarlo juntos!

Si sentís que algo siempre te frena en tu proceso de pérdida de peso, puede que la clave esté en esa falta de alineación entre lo que pensas, sentis y haces. La buena noticia es que se puede cambiar. Trabajemos juntos para alinear esos aspectos y lograr que tu camino hacia una vida más saludable sea más sencillo y efectivo.

¡Es momento de que tomes acción! Agenda tu consulta y empecemos a crear esa coherencia en tu vida.