Cuando hablamos de perder peso, la mayoría de las personas tiende a enfocarse únicamente en la calidad de lo que comen: eliminan alimentos ultraprocesados, reducen las grasas saturadas, y hasta restringen grupos completos como los lácteos o el gluten, sin tener intolerancias. Como nutricionista, uno de los comentarios más frecuentes que escucho en las primeras consultas es: “Yo como muy saludable, pero no logro bajar de peso”. Si este es tu caso, te invito a que explores un factor clave que puede estar influyendo en tus resultados: el control de las porciones.
¿Por qué las porciones importan más de lo que crees?
No cabe duda de que la calidad de los alimentos es fundamental para mantener una buena salud, pero si tu objetivo es bajar de peso, enfocarse solo en esto no es suficiente. Muchas veces, comemos alimentos saludables como frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, pero sin darnos cuenta estamos ingiriendo más de lo que nuestro cuerpo necesita. El exceso de calorías, aunque provenga de alimentos nutritivos, sigue siendo un exceso y, como resultado, nuestro cuerpo lo almacena como grasa. El problema no es tanto qué comes, sino cuánto comes.
El balance energético: la clave para perder peso
Para que el cuerpo empiece a utilizar sus reservas de grasa, es necesario crear un déficit calórico, es decir, consumir menos calorías de las que gastamos. Incluso si lograste mejorar la calidad de tu alimentación, si estás comiendo porciones grandes, podrías estar consumiendo más calorías de las que tu cuerpo necesita. Por lo tanto, controlar las cantidades que ingerimos es fundamental para lograr un descenso de peso efectivo y, más importante aún, sostenible a largo plazo.
Control de porciones sin sufrimiento: ¿es posible?
¡Por supuesto que sí! Controlar las porciones no significa privarse o pasar hambre. Se trata de aprender a escuchar las señales de tu cuerpo y respetar su saciedad. Comer despacio, disfrutando cada bocado y prestando atención a cómo te sentís, es un paso fundamental para lograr un buen control de porciones. Acá te dejo algunas estrategias simples que podés aplicar en tu día a día:
- Servir porciones más chicas: tendemos a comer todo lo que tenemos delante, por lo que cambiar a platos más pequeños puede hacer que sirvas menos comida sin darte cuenta.
- Dividí tus snacks en porciones: en lugar de comer directamente del paquete, separa los alimentos en porciones más pequeñas para evitar el picoteo sin control.
- Comer con conciencia plena: soltar los cubiertos entre cada bocado y masticar lentamente no solo te permite disfrutar más los sabores, sino que también da tiempo a tu cerebro para registrar la saciedad.
- Evitar distracciones al comer: cuando comemos frente a la televisión o el celular, es fácil perder el control y seguir comiendo más allá de la saciedad.
- Llegar sin apetito al momento de comer: organizar tus comidas y colaciones con anticipación te ayuda a evitar porciones exageradas o elecciones impulsivas.
¿Por qué deberías prestar atención a las señales de tu cuerpo?
Escuchar a tu cuerpo es clave para encontrar el equilibrio entre alimentarte bien y disfrutar de tus comidas sin sentirte privado. Tu cuerpo sabe cuándo está satisfecho, solo necesitas aprender a escucharlo. Comer más allá de esa sensación de satisfacción natural es lo que conduce a un exceso de calorías, lo cual dificulta la pérdida de peso. El proceso de aprendizaje lleva tiempo, pero es esencial para que el control de porciones se convierta en un hábito sostenible.
¡Vos también podés lograrlo!
Si sentís que a pesar de tus esfuerzos no estás logrando tus objetivos de pérdida de peso, puede que el control de porciones sea la clave que te falta. No se trata de restringirse, sino de aprender a comer de manera consciente y equilibrada. ¡No esperes más para empezar! Agendá tu consulta y descubrí cómo pequeñas acciones pueden generar grandes resultados.