En el proceso de bajar de peso, es muy común caer en la trampa de obsesionarse con un número en la balanza. En las consultas escucho con frecuencia frases como: “Quiero pesar 60 kilos” o “Solo me faltan 5 kilos para llegar a mi meta”. Sin embargo, concentrarse exclusivamente en un objetivo externo, como alcanzar una cifra específica, puede ser más perjudicial que beneficioso. ¿Por qué? porque nos enfocamos en el resultado final en lugar de en el proceso que realmente nos lleva al cambio. Para lograr una transformación duradera, es mucho más efectivo centrarse en construir una nueva identidad que mejore tus hábitos y tu relación con la comida.
¿Por qué perseguir un número no es suficiente?
Poner toda nuestra energía en un número concreto en la balanza genera presión y expectativas poco realistas. Cuando ese número no baja tan rápido como esperamos, el sentimiento de fracaso nos invade, y muchas veces, abandonamos el proceso. Este enfoque rígido deja de lado algo crucial: el proceso diario que realmente define el cambio. El peso es solo un dato más en el camino hacia una mejor versión de vos mismo, pero no lo es todo.
El poder de la identidad: ¿Quién querés ser?
Para lograr una transformación sostenible, es fundamental cambiar la pregunta que te hacés. En lugar de preguntarte “¿Cuántos kilos quiero bajar?“, empeza a preguntarte: “¿Quién quiero ser en mi relación con la comida y la salud?”. Este tipo de preguntas te permiten construir una nueva identidad, una que esté alineada con los hábitos que deseás adoptar a largo plazo. Por ejemplo, si tu respuesta es “Quiero ser una persona que cuida su cuerpo y su salud de manera integral”, entonces ya no se trata de si hoy subiste o bajaste un kilo, sino de cómo actúas día a día para convertirte en esa persona que cuida de sí misma.
Cuando cambiás tu identidad, tus acciones también cambian. Ya no comés ensaladas o vas al gimnasio solo para ver un número en la balanza, sino porque querés sentirte bien, fuerte y saludable. Así, empezás a tomar decisiones más conscientes sobre lo que comés, sin la sensación de estar sacrificándote constantemente para perder peso.
Consejos prácticos para construir tu nueva identidad
- Preguntate quién querés ser: definí qué tipo de relación deseás tener con la comida y el ejercicio.
- Priorizá los hábitos: enfocate en pequeñas acciones diarias que te acerquen a tu objetivo, y no tanto en el resultado final.
- Sé paciente: cambiar toma tiempo; disfrutá del proceso sin apresurarte ni presionarte.
- Celebrá cada pequeño avance: reconocé tu progreso, no solo cuando la balanza se mueve, porque cuando actuás de acuerdo con tu nueva identidad, las decisiones saludables se vuelven naturales y el peso termina ajustándose por sí solo.
- Priorizá mejorar tu relación con la comida: es fundamental dejar de ver a los alimentos como enemigos o recompensas. La comida no es ni buena ni mala, es simplemente combustible para tu cuerpo.
El verdadero éxito: sentirse bien con uno mismo
En última instancia, el objetivo no debería ser simplemente bajar de peso, sino sentirse bien con y en tu propio cuerpo, tener energía, y disfrutar de una vida plena y activa. El número en la balanza es solo una parte pequeña de la historia, y perseguir únicamente ese número puede llevarte a perder de vista lo realmente importante: tu bienestar físico, mental y emocional.
¡Dale prioridad a tu nueva identidad hoy!
Si sentís que los números te están frenando o generando ansiedad, te invito a que dejes de perseguir esa cifra y te enfoques en quién querés ser. El verdadero cambio comienza desde adentro, desde cómo te ves a vos mismo y cómo decidís cuidarte cada día. Como nutricionista, puedo acompañarte en este proceso de transformación personal y ayudarte a construir una relación más sana y equilibrada con la comida. Agendá tu consulta y empezá a trabajar en la mejor versión de vos mismo. Porque la clave no está en un número, sino en cómo elegís vivir tu vida.